Un informe reciente generó polémica al revelar que las enfermeras ocupan el primer lugar entre las mujeres infieles.
El análisis, realizado por la plataforma británica Illicit Encounters, señala que muchas profesionales de la salud presentan patrones emocionales asociados al desgaste laboral, la presión constante y la falta de equilibrio entre vida personal y trabajo.
Aunque no es un estudio académico, los hallazgos han despertado el interés de expertos en relaciones, quienes afirman que ciertas profesiones podrían ser más vulnerables a la desconexión emocional y al desgaste afectivo.
Una de las conclusiones del estudio es que el estrés laboral constante influye directamente en la estabilidad emocional. En el caso de las enfermeras, esto se traduce en agotamiento físico, tensión mental y una creciente distancia en la vida de pareja.
Las largas jornadas, los turnos nocturnos y la carga emocional pueden provocar aislamiento, afectando la conexión con sus parejas.
El informe también destaca que las profesiones femeninas más expuestas al desgaste emocional —como maestras, asistentes sociales y ejecutivas— tienden a aparecer con frecuencia en este tipo de estadísticas. Las condiciones laborales exigentes, combinadas con una rutina que deja poco espacio para el descanso emocional, aumentan la probabilidad de conflictos afectivos.
En este contexto, muchas mujeres infieles no buscan necesariamente una aventura, sino un espacio donde sentirse escuchadas y comprendidas.